Creo que en alguna ocasión os he comentado lo mucho que me gusta el cine clásico y pensé que podría estar bien compartir en el blog las películas que voy viendo y que pudieran resultaros interesantes (momento intercambio de Qué leería... a Qué vería... :-D) ¡Espero que os guste la idea!
No estaba segura de cuál película podría ser la primera y una tarde de domingo perezosa me dio la respuesta: Apartamento para tres (1966), que a mí nunca me falla cuando quiero pasar un rato de buen cine y disfrutar de una película muy muy entretenida.
Está protagonizada por el gran Cary Grant, que aquí interpreta a un hombre de negocios, Sir William, que llega a Tokio en plenos Juegos Olímpicos. Ante la imposibilidad de encontrar alojamiento en los masificados hoteles de la ciudad enreda a una chica inglesa, Christine, para que le deje compartir su apartamento durante su estancia. La situación ya de por sí un poco peculiar se complica cuando a esta extraña pareja de compañeros de piso se une un atleta de Estados Unidos, Steve. Sir William se tomará como algo personal el noble propósito de unir a los dos jóvenes aunque primero tenga que deshacerse del pedante novio de ella.
Veis que con este argumento... ¡el enredo está servido! Y eso, cuando hablamos de comedia, a mí me pierde y siempre me funciona. Más si tenemos a Cary Grant en un personaje del que se espera que sea un caballero, con toda la flema inglesa, pero que en el fondo en un liante de mucho cuidado que no duda en jugar un poco "sucio" para lograr lo que quiere.
En ese sentido Christine le da el contrapunto perfecto (los dos actores además tienen una química muy buena) porque ella es súper cuadriculada, con toda su vida y futuro perfectamente organizados sin posibilidad de espontaneidad, que no da crédito a cómo ha acabado viviendo con dos hombres en su pequeño apartamento. La situación volverá su vida del revés y dará lugar a situaciones muy divertidas, por ejemplo el momento en que establecen el milimétrico horario de baño-desayuno de las mañanas. Es absolutamente genial.
Al igual que todas las triquiñuelas que se ven obligados a llevar a cabo para ocultar al repelente novio el escandaloso hecho de la convivencia a tres. Hay un viaje en barco en el que la cosa no puede estar más enredada.
Las escenas con él son también de carcajada porque es un cursi y petulante de mucho cuidado que no tiene mucho que hacer ante el torbenillo que es Sir William y el modo en que este logra enredarle con sus falsas adulaciones.
Apartamento para tres es una comedia clásica sin más pretensiones, pero fantástica para pasar un rato muy ameno. De esas películas "disfrutonas" que te dejan con una sonrisa cuando lo que apetece es desconectar. ¡No dejéis de verla!
En ese sentido Christine le da el contrapunto perfecto (los dos actores además tienen una química muy buena) porque ella es súper cuadriculada, con toda su vida y futuro perfectamente organizados sin posibilidad de espontaneidad, que no da crédito a cómo ha acabado viviendo con dos hombres en su pequeño apartamento. La situación volverá su vida del revés y dará lugar a situaciones muy divertidas, por ejemplo el momento en que establecen el milimétrico horario de baño-desayuno de las mañanas. Es absolutamente genial.
Al igual que todas las triquiñuelas que se ven obligados a llevar a cabo para ocultar al repelente novio el escandaloso hecho de la convivencia a tres. Hay un viaje en barco en el que la cosa no puede estar más enredada.
Las escenas con él son también de carcajada porque es un cursi y petulante de mucho cuidado que no tiene mucho que hacer ante el torbenillo que es Sir William y el modo en que este logra enredarle con sus falsas adulaciones.
Apartamento para tres es una comedia clásica sin más pretensiones, pero fantástica para pasar un rato muy ameno. De esas películas "disfrutonas" que te dejan con una sonrisa cuando lo que apetece es desconectar. ¡No dejéis de verla!